Una buena Convivencia Escolar es la anticipación de la vida social que queremos para el país especialmente para los niños y niñas quienes son quienes replicaran nuestros ejemplos.
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¿Por que trabajar con las Alumnas?



Alumnos(as) víctimas y alumnos(as) agresores necesitan ayuda; cuando un niño(a)  y/o adolescente vive durante un tiempo relativamente prolongado, sometido a maltrato por otro/a compañero(a), se deteriora de forma grave su autoestima personal, lo que le va  provocando una progresiva inseguridad en sí mismo(a), una falta de atención a las tareas escolares y, finalmente, trastornos de conducta, que no siempre son fáciles de relacionar con el problema que está padeciendo, porque éste suele permanecer oculto.
            Los(as) alumnos(as) víctimas, no logran integrarse bien en la vida social de la institución educativa; esto les lleva a ser objeto de burlas, insultos, rumores o agresiones físicas y psicológicas por parte de otros compañeros(as), que abusan de su fuerza o de su popularidad para someterles e intimidarles.
            Los victimarios(as) tampoco son alumnos(as) bien integrados(as), pero se envalentonan cuando encuentran un coro de seguidores que disfrutan y se ríen de las que creen son sus mejores gracias, mismas pueden llegar a ser verdaderamente crueles. Los(as) que maltratan a sus compañeros(as) se acostumbran a vivir abusando de los(as) demás. Si no se controla a tiempo, pueden trasladar ese comportamiento, despiadado y cruel, a otros lugares de convivencia y a otras relaciones sociales, lo que terminará acarreándoles graves trastornos de integración social.
            Un alumno(a) asustado(a), intimidado(a), no está en condiciones de aprender, pero tampoco un alumno(a) violento(a) puede concentrar su atención en las actividades de enseñanza y aprendizaje, lo que suele provocar tensiones, indisciplina y disrupciones en la dinámica de la actividad escolar. El maltrato entre escolares, al que no siempre resulta fácil acceder, crea un clima de malas relaciones en general que dificulta muy gravemente la acción educativa.



Las instituciones educativas están compuestas por diversos actores, pero pareciera ser que cuando se habla de escuelas, implícitamente la idea primera que surge, es la presencia de los alumnos. Este grupo de actores cuenta con claves específicas que son necesarias de conocer y entender, para que en la práctica de cualquier innovación curricular formal y/u oculta, estén los cimientos suficientes, para poder proyectar dichas innovaciones estratégicamente.
En el ámbito de la Violencia Escolar, prevenir, promocionar y/o intervenir en este subconjunto de la Institución Educativa, parte desde la base de que las relaciones personales en la institución, se desenvuelven en una dinámica compleja, en donde las relaciones que se van desplegando entre los alumnos(as), son denominadas como el “sistema de pares, o sistema de iguales”. Este sistema de pares, proporciona a los alumnos(as) pautas para organizar su comportamiento social, aportándoles indicadores sobre lo que es prudente hacer, lo que es interesante o indiferente y lo que es moralmente correcto; en otras palabras, los alumnos(as) que componen un determinado sistema de pares, son partícipes de un grupo de referencia, mismo que proporciona claves simbólicas, que actúan a modo de paradigma, con el que compararán el propio comportamiento, con los de su grupo.
            De ésta manera, la violencia entre iguales se ve favorecida por el aislamiento en el que se desenvuelve el propio sistema de compañeros(as) y tiene, en la tolerancia del entorno inmediato, un factor añadido que aumenta el riesgo de daño psicológico. Porque más allá del episodio agresivo, la víctima se atemoriza cuando compara su propia indefensión, con el comportamiento general de los demás integrantes de su grupo de referencia.
            Para ciertos procesos, el grupo de iguales se convierte en un escenario cerrado y clandestino, no sólo porque los protagonistas directos ocultan estos asuntos a sus profesores y padres, sino porque el resto de los escolares, los espectadores, con frecuencia también callan.
            Cuando el sistema de relaciones de los iguales (grupo de referencia), se configura bajo claves socialmente inapropiadas, en las que predomina el esquema dominio – sumisión, las actividades y los hábitos se ritualizan sobre la ley del más fuerte. Si estos hábitos y rituales se prolongan en el tiempo, sus efectos se hacen sentir en el desarrollo psicológico, y terminan siendo verdaderamente negativos para la salud mental de los niños(as) y adolescentes implicados: agresores, agredidos y espectadores silenciosos.
            Por todo lo anterior, se expone la necesidad de conseguir a través de ésta línea de acción, la explicitación de las micro culturas insertas (grupos de referencia) y el abordaje de los errores de construcción de realidad de las mismas, para que de esta manera se logre la implementación y práctica de intervenciones, que les sean concordantes y provechosas para sus modos de ver el mundo; puesto que con la evolución de las miradas de estos actores, se pretende que el cambio afecte a todos los demás, para la construcción de un mejor desarrollo y de una comunicación fluida, que empodere a los actores y les permita ser proactivos en la solución de sus conflictos como una totalidad, y no como subdivisiones históricamente separadas.

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Recuerdos: Mi escuela, Lugar de Paz - 2010