Una buena Convivencia Escolar es la anticipación de la vida social que queremos para el país especialmente para los niños y niñas quienes son quienes replicaran nuestros ejemplos.
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lunes, 27 de diciembre de 2010

El 50% de los niños que usan celulares e internet antes de dormir sufren insomnio


Cuando los celulares y el computador son tan atractivos para los hijos, enviarlos a dormir puede ser todo un desafío. Sin embargo, los trastornos del sueño también pueden afectar a niños y adolescentes.
Un estudio realizado por el Centro Médico John F. Kennedy, en EE.UU., y que analizó a 40 jóvenes de 8 a 22 años, reveló que más del 50% de los chicos que mandan mensajes de texto o usan internet a la hora de acostarse sufren problemas para dormir. 
Pero eso no es todo, pues las consecuencias también se ven durante el día: sufren alteraciones del ánimo, el comportamiento y las capacidades cognitivas. 
Según el investigador Peter Polos, si los niños y jóvenes comienzan a esa edad con esa conducta, pueden necesitar posteriormente, de una estimulación externa para conciliar el sueño y padecer un trastorno del sueño: no lograr dormir, despertar muchas veces durante la noche y dejar de dormir muy temprano en la mañana. 
Para evitar estos problemas futuros, los padres deben mantener horarios y hábitos de descanso regulares, promover la actividad física y proporcionar un dormitorio apropiado.

Fuente:La Tercera on line - 27/12/2010 - 18:50

Estudio revela importancia de la siesta en preescolares


Es normal sentir sueño después de almorzar. Se trata de una respuesta biológica ya que nuestro sistema digestivo requiere más irrigación sanguínea, pero también es una consecuencia de las horas que han pasado desde que nos levantamos.
Por ello, la siesta es y ha sido considerada muy beneficiosa y un estudio norteamericano reveló que las bondades se extienden a todas las edades: en preescolares, dormir media hora luego de almorzar disminuye las posibilidades de sufrir depresión, ansiedad e hiperactividad.
El estudio echa por tierra la idea de muchos padres que prefieren mantener a sus hijos despiertos en las tardes para que descansen mejor durante la noche.
Al analizar las conductas de niños entre 4 y 5 años, 77% de ellos solía dormir una siesta, mientras que el 23% restante permanecía despierto. Tras medir los ciclos de actividad y descanso de los menores  y entrevistar a los padres, se confirmó la relación entre el mal dormir con la hiperactividad, ansiedad y depresión en los niños, pero además se demostró que la siesta es la clave para que los pequeños tengan un buen día. 
"Yo recomendaría a los padres que incluyeron un tiempo tranquilo de descanso en la rutina diaria, ya que esto permitiría que los niños duerman una siesta si así lo necesitan", aconsejó  Brian Crosby, autor principal de la investigación al portal www.neomundo.com.ar.

Fuente: La Tercera on line. 27/12/2010 - 09:53

Vacaciones: el mejor tiempo para que su hijo trabaje


Comenzaba diciembre y José Pablo (14) y Catalina (13) se preparaban para pasar más de dos meses haciendo lo que la mayoría de los adolescentes de su edad hace durante las vacaciones, es decir, nada. Pero Pablo, su papá, tenía una idea completamente diferente: en esa misma fecha, cuando salían del colegio, los reunió y les dijo que consideraba que ya estaban en edad de trabajar... Un balde de agua fría para los jóvenes. "A esta edad, si no los pones a trabajar, se vuelven absolutamente sedentarios: se acuestan a las 2 de la mañana, se levantan a las 12 del día, ven la tele, juegan Wii y todo lo que hacen es chatear con los amigos. Si no les sacudes las neuronas, se vuelven zombies", dice Pablo. 
En Chile, según datos del estudio Actividad Laboral Juvenil en Verano, del CEOC de la Universidad de Talca, un 12,8% de los jóvenes chilenos de entre 15 y 24 años gana el dinero a partir de trabajos esporádicos como, por ejemplo, en supermercados, tiendas, locales de comida rápida. En el otro extremo, la mayoría, un 59,3%, sigue costeando todos sus gastos con lo que le dan sus padres.
Pero según este mismo análisis, la tendencia de los trabajadores de verano va al alza, ya que son muchos los jóvenes que piensan en obtener un trabajo por la temporada que les permita financiar diferentes gastos de entretención o vacaciones. Y estos jóvenes no sólo ganan dinero, sino también experiencia laboral.
Eso le pasó al hijo mayor de Pablo. No estaba precisamente feliz con la idea de trabajar, pero cuando supo que su papá le pagaría por  ayudarlo durante enero, la cosa mejoró. Aunque no todo pasa por el dinero. A pesar de que José Pablo lleva sólo una semana cumpliendo horarios y obligaciones (Catalina empieza después del año nuevo), su papá ya puede ver los cambios: "El primer día se fue al McDonald's a comer, pero cuando se dio cuenta de que no le convenía almorzar todos los días ahí, comenzó a llevarse un sandwich y una botella de jugo, que se prepara él mismo en las mañanas. Creo que eso es importante, porque ésta es una forma de incentivar la responsabilidad, de mostrarles que en el mundo no todo es bueno o bonito. Los empujas un poco a la vida real". Quizás por eso los papás de los amigos de sus hijos, entusiasmados con la idea, le pidieron que si tenía más cupos, llamara al resto de los jóvenes del grupo. 
Marcia Sasso, sicóloga y académica de la UAI, considera que un trabajo de verano puede ser una muy buena experiencia, sobre todo "si es el propio joven el que desea trabajar, ya que el interés o la motivación van a hacer de esa experiencia algo positivo, que enriquezca su personalidad, favoreciendo muchos aspectos del desarrollo, como la autonomía, la autodisciplina, la perseverancia, el esfuerzo y el sentido de autoeficacia. Además, obtener una remuneración permite que vaya interiorizando el verdadero valor del dinero". 
Sin embargo, hay que poner límites. La misma especialista sostiene que los beneficios del trabajo durante el verano dependen de la edad de los jóvenes y de su motivación. Por ejemplo, dice que lo ideal sería que un joven comenzara a trabajar después de los 16, porque es la edad en la que "ya ha consolidado el pensamiento adulto, que le va a permitir una mejor toma de decisiones, considerar posibles escenarios y distintas alternativas frente a una situación puntual, analizar en base a un criterio de realidad y responsabilizarse de sus actos".
La sicóloga y consultora de la Unicef, Soledad Larraín, le quita un año a esta cifra. Ella plantea que a partir de los 15 años un adolescente tiene el desarrollo moral suficiente como para entender la relevancia de las experiencias y sacar partido de ellas. Eso sí, antes de esa edad, jamás. Larraín es enfática en este punto, porque antes los niños no tienen claro cómo poner límites, y pueden llegar a tener muy malas experiencias y ser presionados por otros a hacer lo que no quieren. 
A la hora de fijar las condiciones, Sasso cree que los padres deberían seguir dos ideas fundamentales: que las normas del trabajo que los jóvenes elijan o que se les impongan no sea considerado como una vía de escape a la familia, y que  no trabajen durante todo el verano. 
Un mes es el plazo máximo que Soledad Larraín le pone al trabajo temporal, porque considera como muy importante que los niños, al salir del colegio, puedan descansar lo suficiente antes de reincorporarse a su rutina habitual en marzo. Lo más importante, dicen ambas, es que los padres conozcan el lugar de trabajo y sepan si las condiciones son las adecuadas para esta edad, o sea, que no se trate de un lugar peligroso, con grandes cantidades de ruido o que contenga elementos que, de alguna forma, puedan atentar contra la salud de los jóvenes.
Adolescentes: los nuevos trabajólicos
Al parecer, los jóvenes tienen cada vez más ganas de ocupar su tiempo en algo diferente a las actividades del colegio. 
En otros países, donde la independencia es valorada desde más temprana edad, ya se comienza a hablar de los nuevos trabajólicos. 
Según un estudio canadiense de 2005, a la hora de hablar de su carga de trabajo, un 16% de los adolescentes encuestados asegura sentirse un trabajólico, un 39% estar bajo constante presión por meterse en más cosas de las que puede manejar y casi un 64% declara que estaría dispuesto a dormir menos para poder hacer todas las cosas que quiere hacer.


Fuente: Diario la Tercera on line, por Jennifer Abate - 26/12/2010 - 09:10

domingo, 12 de diciembre de 2010

El miedo tambien mueve montañas

Hay que decir que la amenaza es muy efectiva. Se suele lograr lo que se quiere. Pero el costo de ese “logro” es muy alto en efectos negativos para la vida de los niños y para la relación que se pretende establecer con ellos. Es una de las formas de cultivar resentimientos que después se resolverán en forma de imitación, agregando así un eslabón a la cadena de maltrato, o en forma de sometimiento, con todas sus indeseables consecuencias también maltratantes, hacia sí mismos, en este caso.
Cuando nos relacionamos con los niños como verdaderos adultos, lo único que vemos en los actos torpes o inadecuados o “malintencionados” de nuestros hijos o de nuestros alumnos, no es otra cosa que aspectos que debemos ayudar a mejorar, a integrar, a comprender, a descubrir por parte de ellos. Esa sí es nuestra misión, pero claro que lleva tiempo. Si se lo damos, si nos lo damos, estaremos educando paso a paso, como hay que educar. Si nos entra el apuro, estaremos haciendo daño, aunque la inmediatez de la respuesta que queremos nos haga sentir tan bien.
No nos dejemos engañar: cada vez que un niño o una niña hace de inmediato lo que yo quiero porque lo amenacé con algo que lo iba a dañar, esa inmediatez tranquiliza pero no educa. Es el mejor síntoma de que el miedo está haciendo su tarea: destruyendo la confianza de ese niño o de esa niña en sí mismo y en usted. Recordemos que los aprendizajes toman tiempo y requieren que admitamos la equivocación una y otra vez. Ella sólo nos muestra que se está intentando aprender. El que hace las cosas “bien” de inmediato, muestra más bien, que está aprendiendo a manejar al otro y no aprendiendo a crecer.
Para acabar de completar, con la amenaza no sólo creamos un ambiente de hostilidad y de desconfianza, sino que desviamos el curso del proceso educativo, y en lugar de ayudar a la consolidación de sujetos autónomos, independientes y librepensadores, producimos personas desconfiadas, temerosas o temerarias y dispuestas a reaccionar con las vísceras más que a utilizar la fuerza de los argumentos a partir de que aprendan a convivir respetuosamente, y a crear posibilidades de encuentro en la realidad que viven.

Decalogos Bullying





Para el acosador

  1.  Ante todo ponte siempre en el lugar del otro. No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
  2.  A nadie le gusta que le tiren las cosas, que le insulten, que se rían de él o que le llamen con motes. Aunque creas que no, eso puede hacer mucho daño.
  3. No juzgues a nadie por las apariencias, no te dejes llevar por la opinión de los demás acerca de un compañero. Acércate y trata de conocerle mejor. El hecho de que alguien no te caiga bien, no implica que utilices la violencia de ningún tipo.
  4. No excluyas a nadie de tus actividades, de tus juegos, trata de entender como te sentirías tú si te excluyeran.
  5. No digas mentiras sobre otros, no difundas rumores, no utilices Internet o el anonimato del móvil para hacer daño o amenazar.
  6. Cuando tengas conflictos debes aprender a resolverlos sin violencia. Negocia, dialoga. Cuando creas que puede existir un problema, trata de buscar todas las soluciones pacíficas que se te ocurran. Acude a un adulto si crees que no puedes resolverlo.
  7. El acoso no es solo un daño físico (pegar, empujar,) eres también acosador, cuando hieres con palabras, con insultos, tratando de aislar a alguien, mintiendo sobre el o ella, haciendo que se sienta solo, mal y triste. No lo olvides.
  8. Aunque creas que eres el mejor, el líder, no tienes amigos que te quieran, quizás sólo te teman.
  9. Si utilizas ahora la violencia, ella te acabará utilizando a ti.
  10. La violencia no parará aquí. Si la utilizas hoy, nunca será suficiente, engendrará más y más violencia y puede arruinar tu vida y tu futuro.
Para el acosado

  1. No eres culpable de nada. Tú no tienes la culpa de ser agredido. Recuerda que tú no eres el del problema. Es el agresor el que tiene el problema
  2. Tú puedes ser diferente, todos tenemos derecho a ser distintos, a tener una forma de ser propia, un físico, unas ideas. Nadie puede imponerte nada que tú no quieras.
  3. Tú no tienes que hacer frente a esta situación sólo.
  4. No eres inferior, ni cobarde, por no responder a las agresiones, pero tienes que ser valiente para enfrentarte de una vez a la situación. Es hora de actuar.
  5. Si alguien te está haciendo daño y estás sufriendo, acude siempre a un adulto. Los primeros tus padres, y también tu profesor.
  6. Si sientes que no les puedes contar esto a tus padres o que crees que no te apoyan de la manera que necesitas, habla con otro adulto en quien confíes: un familiar, el maestro, el orientador, un psicólogo. Si no te atreves empieza por contárselo a alguien de tu edad, aunque no sea un gran amigo, alguien que veas que puede entenderte y ayudarte.
  7. Habla con quien ha visto las agresiones, para que te apoye, para que vaya contigo. Trata sobretodo de mostrar lo que sufres, no sientas que es una humillación, porque no lo es. Hablar de ello puede salvar tu vida y tu futuro.
  8. Haz que al adulto le quede claro que esa situación te afecta profundamente. Si el acoso es psicológico es más sutil, pero a veces más dañino. Explícalo claramente, intenta describir cómo te sientes, que piensas acerca de esto, como afecta a tu vida. Utiliza todas las palabras que puedas para describir tus sentimientos. Haz un esfuerzo para comunicarte, para que sean conscientes de lo que realmente estás sufriendo.
  9. Si sientes que no puedes hablar, que no te atreves, escríbelo. Una carta, un email, dáselo o envíala a alguien en quien confíes.
  10. Pero sobretodo tienes que saber que no estás solo, que siempre hay una salida, que eres tú quien merece tener toda una vida por delante, y que debes seguir luchando. No dejes que  ganen, porque de esa forma, todos perdemos.
Para el espectador

  1. Si estás viendo que un compañero o compañeros abusan de otro, tú debes actuar. Decir basta, no reírte, y ponerte del lado de la víctima, acudir a un adulto, es tu obligación. Tú puedes ayudar a que esto pare.
  2. Aunque creas que el compañero que es objeto de burlas o acoso no sufre, eso no es cierto. Está sufriendo un daño que a veces es irreparable y tú puedes ser responsable aunque sólo sea como espectador. Si ejerces o consientes el maltrato, quizás estás consiguiendo alguien sea para siempre una persona infeliz
  3. Decirle a los adultos lo que sucede no es ser acusica. Ni ser cobarde. Eres más cobarde si no actúas. Cobardes son quienes actúan en grupo para hacer daño a otro compañero que está solo.
  4. No son bromas. En las bromas nos reímos todos con todos. No todos de uno. Esa es la diferencia.
  5. Haz que la víctima se lo cuente a sus padres o a otro adulto, a su profesor... Ofrécete para ir con él si eso le hace sentirse más seguro.
  6. Si no se atreve, di que tú puedes hacerlo, y acude a pedir ayuda en su nombre. Si el colegio tiene un programa de informe de agresiones, como una línea de teléfono especial o un buzón, o un email, úsalo. Si no sabes que hacer dirígete a alguna asociación, a algún teléfono de ayuda  a menores
  7. No es “ su problema”, no son peleas igualitarias, están abusando de una persona igual que tu, pero más débil o distinto…no te justifiques, no son “cosas entre nosotros”
  8. Recuerda que tú, con el silencio y la pasividad estás alentando a los agresores, ellos piensan que pueden ganar, y no es cierto.
  9. La unión hace la fuerza. Involucra a todos los que puedas, amigos, profesores, a los padres. Pero cuéntalo, haz que los demás entiendan lo que está pasando, trata de que tus amigos te apoyen.
  10. Ayuda al que lo necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará.

¿Que hacer ante el Bullying?

¿Qué hacer cuando uno de nuestros hijos es acosado por los compañeros de clase?

Normalmente los padres no se enteran y si lo hacen es de forma accidental pues alguien próximo al niño (un compañero de clase o un hermano) es el que da la voz de alarma. El principal motivo por el que un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole es porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo. Y eso se reviste de un montón de excusas: no querer ser chivato, no aparecer como débil , no preocupar a los padres, o bien creer que nadie puede hacer nada dado que el "Bully" (acosador-matón) es más fuerte que los propios padres.

Así pues, lo primero que debemos decirles a nuestros hijos es que nos gustaría que si les pasara algo parecido a lo que le pasó a Jokin nos lo dijeran. Esa actitud de disponibilidad ha de ser verbalizada. El niño ha de quedarle claro que sus padres querrían saberlo.

En el supuesto que tengamos sospechas o indicios de que algo va mal , es necesario hablarlo con nuestro hijo y que nos diga las acciones concretas de la violencia que se ejerce sobre él. A pesar de la angustia que sentimos cuando nos relata su calvario, los padres (y en especial las madres) hemos de dar muestra de entereza, que no nos vean llorar ni sufrir. Nuestro hijo ya sufre por si mismo, no le carguemos con nuestro dolor , pues eso no le va ha hacer ningún bien . Nos tiene que ver serios ( no nos gusta nada lo que le hacen) y fuertes (vamos a solucionarlo y protegerle).

Una vez nos ha relatado todo su sufrimiento y todas las acciones humillantes que han ejercido contra él, hemos de asegurarle que nosotros le seguimos queriendo, que le agradecemos que nos lo haya contado y que valoramos todo lo valiente que ha llegado a ser por decirlo. Y que no queremos que vuelvan a hacerle daño y no lo vamos a consentir. Si conocemos alguna anécdota propia, o de algún familiar próximo es bueno decirselo : "mira a mi también me pasó una vez..." o "al tio...también le pasó en.....". Eso le ayudará a ver que existen adultos que aún pasando por lo mismo (o parecido) a lo de él han podido superarlo y seguir adelante.

Seguidamente hemos de acordar con él la forma de actuar . Es muy importante que nuestro hijo vaya dando su consentimiento a cada uno de los pasos , primero porque le estamos dando la oportunidad de ser importante en los asuntos de su propia vida y en segundo lugar porque nuestra forma de actuar no le será más dañina , ni le perjudicará más. Nuestro hijo conoce a sus acosadores, y es el que mejor nos puede guiar para atajar la violencia.

Es importante ponerlo en conocimiento del tutor o tutora de clase , y el que en esta primera reunión de los padres con el tutor , también puede estar presente nuestro hijo , en función de la edad . En la adolescencia o pre-adolescencia si el chico lo acepta se recomienda que está presente desde el principio.

La primera medida ha de ser de proteger al menor de cualquier agresión. Con vigilancia extrema y estando siempre acompañado de un adulto , al menos durante los primeros quince dias.

La forma de abordar con eficacia un caso de bullying ha de encuadrarse en la dinámica grupal de la clase; ya sea iniciando talleres nuevos o abordándolo desde las tutorias. No se recomienda abordar el problema sin antes un trabajo previo de la dinámica grupo-clase de unos quince dias . En que se puedan debatir aspectos mejorables de la clase, desde la decoración de la misma , algunas actividades a desarrollar, etc...Una vez el grupo clase esté acostumbrado a tomar decisiones de "mejora" , ya se podrán abordar los problemas de relación entre compañeros ¿qué es lo que más te gusta de los compañeros de clase? y ¿lo que menos?....

Es muy probable que surgan indicios y el tutor ha de saber manejar bien la violencia soterrada , puede encontrar un gran aliado en el idealismo propio de los jóvenes o en el sentido de justicia de los más pequeños.

El tema de las relaciones interpersonales de clase han de seguir tratándose hasta que el chico acosado pueda levantarse y decirlo. Y eso será cuando este chico encuentre un ambiente propicio entre sus compañeros. No va a poder abordarse el caso concreto hasta que el entorno sea suficientemente acogedor. Y nadie mejor que el propio chico para detectarlo.

A partir de aquí, de la verbalización en medio de la clase, el bullying, ya no será nunca más un problema del chico tal o la chica cual; automaticamente se convierte en un problema de toda la clase y por tanto toda ella ha de resolverlo. Quizás sea necesario que el tutor o tutora reciba apoyo y soporte técnico de algún otro profesional , pero la intervención directa con los alumnos le corresponde al tutor. Hacer intervenir a otro profesional directamente con los chicos puede dar la idea a los jóvenes que están frente a algo muy dificil de resolver . Es mucho mejor que sea el tutor quien lo haga. La sensación que así se transmite es que juntos lo pueden resolver bien.

De las "soluciones" que aporten los jóvenes se potenciarán las actitudes que fomenten la integración del chico marginado. Ya que cuando se les deja opinar, los jóvenes pueden llegar a ser muy creativos y solidarios. Además al chico marginado, desde el estamento escolar, se le ha de dar algún tipo de responsabilidad que le ayude a ganar la credibilidad que había perdido.

El chico hasta ahora marginado ha de poder tener un contacto directo y aparte con el tutor para ir viendo cómo van los procesos de integración , de tal manera que cualquier muestra de agresión pueda ser atajada al inicio.

Respecto a los chicos más agresivos de clase , el tutor junto con el director han de hablar con cada uno de los padres de estos niños y ponerles en conocimiento de las acciones de sus hijos y ver la manera de que no se repitan nunca más.

Frente al chico "bully" es recomendable una terapia intensiva por un psicólogo fuera de la escuela, así como un "control- positivo" de sus acciones, se le ha de valorar cada vez que actúe bien con el chico marginado. Y en la medida que el tutor, que es quien mejor lo conoce, vea adecuado, ir haciendole hacer tareas de "cuidar a otros" y que se vea valorado por ello.

Si nada de lo anterior funciona, si no hay colaboración del centro escolar , lo menos malo es cambiar de escuela . Ninguno de nuestros hijos ha de sufrir impunemente agresiones.

Mitos sobre el Bullying



  1. Mitos. Ideas preconcebidas, Creencias que Alimentan la CONFUSIÓN
  2. «Han sucedido desde siempre y no pueden cambiarse» Estas creencias inciden en «que no se intervenga» en la búsqueda de una solución.
  3. Esas agresiones «son cosa de los chavales», como sinónimo de poco importante. Las edades clave son de diez a quince años. Hay un primer tramo, de diez a doce, en el que se comienzan a fraguar las relaciones interpersonales de manera importante. Aquí hay bastante frecuencia de casos. De doce a quince años, los casos se dan menos, pero son los más graves.
  4. El síndrome de Estocolmo del Menor: La sintonía interna (o externa) con el ‘bully’ se da cuando los iguales (o el adulto testigo) asumen en su interior esa inmoralidad, miran para otro lado y la víctima queda sola. Aquí entraríamos en el fenómeno del gregarismo y de amoralismo ético. Evitar y evadir todo conflicto de conciencia (“a mí que me registren...”) (con lo cual el síndrome de Estocolmo se convierte en síndrome de Pilatos).
  5. La violencia en centros educativos es una «respuesta a una provocación»: Como argumentan los agresores o los testigos (“algo habrá hecho”, “que espabile”, “así se hace fuerte”). Esa idea es especialmente peligrosa porque hace al agredido «doblemente víctima» ya que se le considera culpable del suceso.
  6. El agresor no mide las consecuencias de sus actos, no tiene capacidad responsable: «El niño acosador tiene una mentalidad maquiavélica y necesita ayuda psicológica». El agresor «no tiene un pelo de tonto, sabe mentir estupendamente, enreda a los adultos, y acusa y atribuye la provocación a la víctima». El agresor sabe que lo que está haciendo está mal. Esto está muy estudiado. No se trata de un burro inconsciente. Es alguien de mentalidad un poco maquiavélica, que busca siempre una justificación a sus actos: «Es que se lo buscaba», «es que es tonto...».
  7. No notamos nada. Parecen felices: Normalmente los padres no se enteran y si lo hacen es de forma accidental pues alguien próximo al niño (un compañero de clase o un hermano) es el que da la voz de alarma. El principal motivo por el que un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole es porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo. Como los protagonistas saben que es una conducta prohibida e indecente, procuran ocultarlo y actúan en los sitios oscuros, físicos y psicológicos. Por ejemplo, pasillos, aseos de colegios, salidas de patio... También dentro del aula, pero de forma oculta. Es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. Un niño no explica en su casa lo que le están haciendo en el cole porque NADIE le ha dicho que es bueno decirlo. Y eso se reviste de un montón de excusas: no querer ser chivato, no aparecer como débil, no preocupar a los padres, o bien creer que nadie puede hacer nada dado que el "Bully" (acosador-matón) es más fuerte que los propios padres.
  8. Los profesores «no se enteran» de que están ocurriendo esos incidentes: Los docentes lo saben o lo intuyen, pero «muchos» minimizan el problema o carecen de técnicas de resolución de conflictos.
  9. Los afectados son chic@s problemátic@s: Suelen estar en el grupo de los buenos estudiantes, suelen ser psicológicamente menos fuertes y asertivos, en el sentido de enfrentarse a las agresiones y no afrontarlas...
  10. El síndrome del chivato o del pelota-esquirol: Los compañeros miran para otro lado cuando se producen las agresiones, físicas o psicológicas. El 85% de los alumnos se enteran de las agresiones. Realmente es un fenómeno que se ubica en el microsistema de los iguales, en donde los niños se comunican sin compartirlo con los mayores. No se quiere ser chivato, ni aparecer como débil.
  11. “No es para tanto...”: El suicidio y el asesinato son los efectos más graves del acoso. Se dan muy poco, pero se dan... El acoso puede llevar a la víctima al suicidio. En Suecia, en 1978, se suicidaron sucesivamente y en pocos meses tres niños tras sufrir acoso escolar. A partir de ese momento, el Gobierno sueco hizo el primer estudio de bullying que se conoce. Los suicidas de la escuela Columbine, en Littleton, Colorado, fueron a jugar a los bolos antes de liquidar a tiro limpio a sus compañeros y morir ellos mismos (de ahí el título Bowling for Columbine, de Michael Moore).
  12. Escarmiento punitivo al provocador. Verás cómo se le quitan las ganas: ¿Hay que buscar culpables? Una cosa es impunidad y otra irresponsabilidad. Se tienen que depurar responsabilidades. Si no se aclaran responsabilidades, el fenómeno se puede repetir más de la cuenta. El culpable es una figura que, como estamos hablando de juventud y de infancia, no es necesariamente útil. Es muy importante que el clima de la escuela comprenda lo qué ha ocurrido y que se aclare. Frente al chico "bully" es recomendable una terapia intensiva por un psicólogo fuera de la escuela, así como un "control- positivo" de sus acciones, se le ha de valorar cada vez que actúe bien.
  13. Ya se pasará. Todos hemos pasado por esto: La violencia deja huella en todo el mundo. No sólo en la víctima. En los agresores, las huellas son muy importantes a corto, medio y largo plazo. También deja huella en los testigos. El pensar que quizás se podría haber hecho algo es muy duro para mucha gente. No deja indiferente a nadie. Deja secuelas.
  14. El bullying escolar va en aumento: Lo que está en auge es la búsqueda de transparencia. Faltan datos recientes. Ahora hay maltrato y seguramente lo hubo antes. Y es menor el porcentaje de incidencia que en la UE. El último informe del Defensor del Pueblo, realizado en 1999 con encuestas a 3.000 alumnos de la ESO, destacaba que más del 30% de los escolares declaraba sufrir agresiones verbales con cierta frecuencia y cerca de un 9% amenazas con la finalidad de meterles miedo.

El Bullying



El «bullying» hace referencia a un grupo de personas que se dedican al asedio, persecución y agresión de alguien, o bien a una persona que atormenta, hostiga o molesta a otra. Aparecen cuatro aspectos claves:
  • Ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, destinadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima;
  • Abuso de poder, del más fuerte al más débil;
  • Ausencia de provocación por parte de la víctima;
  • Repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes durante un tiempo largo y sostenido.
Tipos de abusos.
Los chicos suelen desarrollar una violencia física, y las chicas, verbal y de exclusión. Pueden ser físicos (golpes, empujones, patadas...), psicológicos (burlas, poner motes, amenazas, gestos obscenos...), relacionales (dar de lado, aislar, extender rumores maliciosos...) o económicos (exigir dinero o cosas, robar...).
Perfil del agresor.
Suelen ser grupos de chicos (45%) o de chicos y chicas (23%), o un chico solo (14%). Más raros son los grupos de chicas o chicas solas. Suelen ser chicos conflictivos, que no se identifican con el colegio, a veces con problemas familiares, sobre todo de falta de supervisión y control. A veces hay consumo de drogas y alcohol. Buscan chivos expiatorios para purgar sus problemas y frustraciones. Obtienen satisfacción a través de la violencia para reafirmar su personalidad y su posición de liderazgo. No controlan sus impulsos y emociones. Los chicos tienden a los abusos físicos, seguidos por los psicológicos, y las chicas, a los psicológicos y relacionales.
Perfil de las víctimas.
Puede ser cualquiera. Pero puede haber rasgos que hagan especialmente vulnerables a algunos, como ser tímido, introvertido, hiperactivo, encerrado en sí mismo o tener alguna característica física que le diferencia (estar gordo, llevar gafas, ser bajito) o bien una característica académica, como ser «empollón» o llevarse bien con los profesores («pelota», para el agresor). Los efectos del «bullying» en la víctima pueden ser devastadores: se siente violentada, desprotegida, humillada, insegura, aislada, indefensa.
Dónde se da.
En cualquier centro y, según el estudio en Navarra, en cualquier parte de él: en el aula, en el patio, en los pasillos, en los aseos... aprovechando que no está el profesor o incluso en su presencia. También, en los alrededores del centro, en los lugares de ocio, etc.
Qué hacen los demás.
La mayoría de quienes no son ni víctimas ni agresores permanecen como meros «espectadores» y no hacen nada.
La «ley del silencio».
Uno de los problemas es que no es fácil detectar el «bullying» y sobre todo conseguir pruebas, ya que impera una especie de «ley del silencio». Tanto las víctimas como los «espectadores» tienen miedo de hablar, por las posibles represalias. Y, sin embargo, como dice Teodoro Hernández, es necesario atajar esta violencia; se trata de una cuestión de «derechos humanos».

Como instaurar el Buen Trato

Al momento de instaurar dinámicas de Buen Trato es importante que se considere la edad del niño o la niña y del adolescente, es así que según Montes y Montoya (2003) algunos de los tips para el Buen Trato que si bien están enfocadas a los padres, los docentes pueden considerar algunas de estas indicaciones, las cuales son:
  • Del nacimiento a un año
  • Aprender lo básico: Cómo se carga, como se le da de comer, como se baña. Hay que preguntar, leer o hablar con expertos.
  • Amar al bebé: Esto no se aprende en los libros pero si le se le habla, toca, besa, le sonríe y lo disfruta a cada momento aunque esté intranquilo, le está demostrando su amor. Esto no lo malcría, sólo le da fuerzas para vivir.
  • Aprender a entenderlo: Cada gesto, sonido y movimientos de su cuerpo quieren transmitirle lo que está sintiendo.
  • Nunca usar la fuerza física: Las tensiones de ser padre son reales. Hay que buscar una forma satisfactoria de descargarlas, pero nunca con su bebé.
  • Los primeros pasos
  • Respirar profundo: Para el bebé todo es nuevo e interesante y quiere explorarlo, por eso ataca su casa y sus efectos personales.
  • Preparar la casa para la presencia de los niños: Guardar cualquier cosa delicada o de valor y ponga bajo llave los objetos peligrosos las sustancias venenosas. Estas medidas le permiten estar más tranquilo y no tendrá que decir NO con tanta frecuencia.
  • Las reglas o normas deben ser pocas y claras. Lo básico es asegurar el bienestar del niño o niña. Los buenos modales en la mesa y aprender a usar el baño, pueden esperar.
  • En la edad escolar
  • Demostrar interés: Estar pendiente de las tareas escolares, hablar de lo que sucede en la escuela, invitar a los amigos a la casa y buscar tiempo para hablar con el maestro de vez en cuando.
  • Comunicarse: Hablar con los hijos, pero también escucharlos Asignarles tareas, a los niños les encanta ayudar. Asegurarse de que cada trabajo esté de acuerdo con su capacidad y dele las gracias por su ayuda.
  • En la adolescencia
    • Hay que quererlo y aceptarlo como es, respetar sus diferencias y su modo de ser. Cada adolescente es diferente. Cuando hable de la realidad de la vida el chico/a probablemente dirá "ya lo sé”. Mostrar afecto. Dígale que lo quiere, pero refrene las expresiones físicas delante de los amigos de ellos.

El Buen Trato en la Escuela

Los niños, las niñas e incluso los y las adolescentes son cosificados dentro de las escuelas o colegios porque sus padres o responsables lo permiten y hasta autorizan al maestro/a para que los maltraten.
Esto ocurre porque los padres justifican las acciones diciendo: “Mi hijo o mi hija se lo merece porque es un mal educado, indisciplinado, no hace tareas”, o “péguele no mas”. También es cierto que en muchas escuelas y colegios la enseñanza aún se basa en la amenaza del maltrato. Este comportamiento es preocupante ya que los niños y las niñas pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela. La calidad de la relación entre el niño, la niña y el o la adolescente con el maestro/a es vital para el proceso educativo.
Por estos motivos es que la escuela se convierte en un lugar de preferencia para la intervención ya que es posible llegar a poblaciones en riesgo a edades muy tempranas en donde existe una gran variedad y numero de problemáticas psicosociales.
Si hablamos de factores del contexto escolar que inciden en el Buen Trato son: ambiente físico apropiado, actividades variadas y entretenidas, comunicación respetuosa entre los miembros, escucha activa y capacidad para valorarse mutuamente. En este tipo de ambientes clima las personas son sensibles a los problemas del resto y se puede ver la existencia de inteligencia emocional entre quienes componen el equipo o el grupo. De esta forma la convivencia es positiva y agradable, hay un interés en aprender y cooperar, hay confianza y compañerismo.
En los contextos escolares que afectan al Buen Trato se observa: un ambiente cargado de negatividad, insensibilidad a los problemas del resto, invisibilidad de aspectos negativos, interacciones estresantes y se observan conflictos entre los miembros del grupo.
La percepción que los alumnos tienen de la escuela son determinadas por la influencia que de variables familiares. Es así como las actitudes de los estudiantes respecto de la institución escolar podrían relacionarse con aspectos expresivos (valores y actitudes) e instrumentales (percepción del aprendizaje y rendimiento) de la instituciones.
Según Enguita (citada en Arón y Milicic, 2000) existirían cuatro modalidades de vinculación a la escuela basadas en la clasificación de Berstein, estas serian:
  • Adhesión: se produce cuando hay un máximo de identificación entre los objetivos y valores de la familia y escuela. Acá se encuentran los alumnos pro – escuela.
  • Rechazo: se produce cuando los valores de la familia y la escuela son antinómicos. Por lo general se produce un rechazo a los valores de la escuela y se opta por los de la familia. Estos son los alumnos anti – escuela.
  • Acomodación: estos alumnos optan por los valores de la escuela al percibirlos como vehículo para una movilidad social. Esto conduce a actitudes pro – escuela, pero no a una integración grupal.
  • Disociación: este tipo de alumnos tienen una identificación alta con los aspectos expresivos pero no se identifican con los aspectos instrumentales, es decir no perciben a la escuela como una posibilidad de movilidad y estatus social.
A la importancia del contexto escolar se le suma la relevancia de la figura del profesor ya que como los niños pasan la mayor parte del tiempo en el colegio, es evidente la importancia que tienen los profesores dentro de la protección infantil y la promoción y aplicación del buen trato ya que son quienes están insertos en redes que pueden brindar la ayuda oportuna a estos niños.
Sabemos que los docentes enfrentan numerosos retos. Con frecuencia, se da el problema de clases hacinadas y estudiantes indisciplinados. Una opción fácil es recurrir a su autoridad de docente y mantener el orden mediante la amenaza del castigo. Otra es intentar contribuir un entorno aceptable en el aula donde cada estudiante se respeta plenamente aun cuando su comportamiento no sea el apropiado.
En la vida de los jóvenes, los maestros representan poderosos agentes de cambio. El hecho de concentrarse en la formación de jóvenes equilibrados independientemente de la materia impartida, no sólo beneficia a los estudiantes ya que también facilita la tarea de enseñar.
Anteriormente mencionamos aquellos factores que están bajo o fuera de nuestro control. Entre los primeros se cuenta la actitud del docente hacia cada estudiante, incluso, hacia los problemáticos.
Los docentes que actúan en forma tolerante cosecharán beneficios en términos del comportamiento de la clase y la receptividad de sus alumnos.
Es así como el educador ha de crear las condiciones que favorezcan procesos personales y grupales a través de los cuales los individuos adquieran conocimientos, valores, actitudes y conductas que promocionen su salud integral. Esto ha de traducirse en una disminución de las conductas excesivamente directivas y en un traslado del protagonismo a las niñas, los niños y los adolescentes que parte de la confianza en sus capacidades. Implica, por otra parte, el empleo de técnicas activas a través de las cuales se favorezcan aprendizajes por medio de la experiencia de interacción con los demás y con el entorno. Por tanto, el educador ha de conseguir que todas las capacidades de los educandos se pongan en juego, así como crear las condiciones para que se produzcan nuevos aprendizajes.
Sin embargo, en un modelo educativo que contemple la participación infantil y adolescente y cuyo objetivo sea la satisfacción de necesidades con el fin de alcanzar los mayores niveles posibles de desarrollo personal, ninguna de las dos opciones es válida con carácter general. Por el contrario, la labor del educador ha de consistir en aprovechar las inmensas posibilidades que ofrece la vida cotidiana de los grupos y de los centros —naturalmente conflictiva, como todo lo relacionado con la existencia humana— para transmitir una visión constructiva del conflicto, desarrollar los valores de paz, responsabilidad y respeto —entre otros— y potenciar la adquisición de las habilidades cognitivas y conductuales que permitan la resolución asertiva de los conflictos interpersonales.
Los apoderados también son personajes necesarios ya que en la medida que favorece la colaboración entre el contexto educativo y la familia, y aumenta las probabilidades de que los mensajes que los niños, las niñas y los adolescentes reciben, en uno y otro ámbito, sean consistentes. No se puede perder de vista el hecho de que cualquier acción que se lleve a cabo en los contextos educativos será mucho más eficaz si cuenta con el apoyo de la familia, lo cual convierte en objetivo prioritario lograr, al menos, cierto acuerdo con los progenitores respecto a las líneas de intervención que se seleccionen y a las acciones concretas que se lleven a cabo en este marco, ya que como se menciono anteriormente, los prejuicios y opiniones de los padres influyen en el sentimiento de pertenencia y de identificación con el colegio, sentimientos básicos y necesarios para situar al colegio como un lugar de paz y protección para los derechos del niño.
La educación para el desarrollo sostenible tiene múltiples facetas. Una de ellas es la importancia de formar a los jóvenes de manera de predisponerlos a actuar socialmente responsable hoy, y cuando sean adultos. Si bien los padres juegan un papel preponderante en este sentido, los docentes de estudiantes de primaria y secundaria desempeñan la labor igualmente significativa de formar a jóvenes social y emocionalmente saludables. Entregar a los docentes las destrezas para enfrentar la dimensión emocional, es una forma de dotarlos con los medios necesarios para realizar eficientemente esta tarea.
Recordemos que los padres y los maestros son los modelos de comportamiento adulto para la niñez. El maltrato es un recurso de muchos profesores que no tienen buena pedagogía o que descargan sus frustraciones en los niños, las niñas y adolescentes.
Los golpes no pueden seguir estando presentes en las escuelas, tampoco los insultos, las burlas y menos la negación de su derecho al juego para los niños.
Por lo tanto la forma en la que se puede enfrentar y terminar con el maltrato, es especial dentro de los centros educacionales es:
  • Romper la ley del silencio
  • Contar con normas claras y consistentes de convivencia
  • Contar con una mayor presencia, cercanía y compromiso de los adultos
  • Supervisión de adultos, ya sea dentro de la escuela o en la familia
  • Desarrollar entre los miembros de la comunidad educativa, habilidades para resolver conflicto
  • Fomentar la tolerancia, la participación, la organización y la cooperación.
  • Estrechar la relación profesor alumno
  • Adoptar estilos educativos que favorezcan el Buen Trato
  • Mejorar la comunicación entre todos los subsistemas que componen al colegio
  • Involucrar a los padres del proceso educativo

El Buen Trato

Cuando un niño es bien tratado en su hogar, en la escuela o en otros contextos donde interacciona, muestran una actitud y una conducta muy diferente de aquellos que no corren con esta ventaja. El buen-trato, se contagia. A su vez, esos niños trasladan a otros de su grupo la misma forma de tratamiento social.
El buen-trato, el respeto, la solidaridad, en conjunto con otros valores, se aprende como un modo de “ser”. Cuando un niño internaliza ciertos valores humanitarios, es menos probable que se produzca un desorden en su desarrollo neuroquímico. (Barudy & Dantagnan, 2005)
Un niño que experimenta ser bien-tratado tiene menos probabilidad de desencadenar una elevada respuesta al estrés y por ende, estar menos a la defensiva, como sucede con niños con desordenes de conducta.
Un niño bien-tratado creará una estructura cognitiva de acuerdo al marco referencial que fue desarrollando. De esta manera, un niño que vive en el respeto hacia los otros y hacia sí mismo, que sabe que hay una ley o norma que deberá ser cumplida; que aprende que hay cosas por las cuales tendrá que esmerarse, dar lo mejor de sí; que sabe que hay tiempos, que tiene que aprender a esperar, pues hay un tiempo para cada etapa de la vida, no tenderá a decodificar de otras personas, un gesto, mirada o un tono de voz como amenazante. (Barudy & Dantagnan, 2005)
Un niño que no corre con estas ventajas, tal vez tenga necesidad de mostrarse, rebelde o violento, introvertido o sumiso a modo de defenderse de algo que le resulta peligroso psicológicamente.
Tanto en un caso como en el otro se irán instalando condicionante con los cuales establecerá un circuito de conducta particular. Esa forma particular formarán un modo de ser, de percibir la realidad y responder hacia ella de una manera muy singular. De una manera u otra, tenderá a conducirse de la misma manera que ha sido tratado.
Todo esto se podría traducir en alfabetización emocional y dependerá de los adultos que pueda desarrollarla.
El buen trato es un tema que tiene incidencia en diversos contextos ya sea, en la política, en la salud, la educación, etc. Pero en el caso de la educación es abordado a través los contenidos fundamentales transversales incluyendo en el proceso de enseñanza – aprendizaje conceptos como el respeto, los derechos humanos, el desarrollo personal y el compromiso social entre otros. (Magendzo, et. al., en Gallardo, P. et. al, 2004)
En ocasiones se producen malos tratos por descuidos, por ignorancia o equivocación y es cuando se utiliza la violencia como forma de corregir y educar. Sin embargo, es necesario salir de la visión del enfoque negativo del Mal Trato y situarse en un enfoque positivo del Buen Trato que permite situarse en los factores protectores y mirar hacia una prevención y promoción de una forma más eficaz, efectiva y eficiente.
El definir el Buen Trato no es una tarea fácil ya que según Iglesias (2001) “es algo que se siente y no necesariamente algo que se pone en palabras”. Dentro de las posibles definiciones se encuentra que el Buen Trato es “la ausencia de acciones o situaciones maltratantes”. Este concepto se define en las relaciones con el otro y se refiere a interacciones que promueven un sentimiento mutuo de reconocimiento y valoración, las cuales parten de la capacidad de reconocer que existe un yo y también que existe otro, ambos con necesidades diferentes que se tienen en cuenta y se respetan. (Iglesias, 2001)
Los orígenes del buen trato según Maturana y Varela, (1984, citado en Barudy y Dantagnan, 2005) se remontan hacia los inicios de nuestra naturaleza como animales sociales, en donde aun es posible ver comportamientos compartidos con animales que se agrupan en manadas ya que esa asociación entre sujetos tiene una finalidad de organización y protección ante la amenaza de un externo. Es por eso que en la actualidad, cuando la vida familiar y en comunidad se basa en dinámicas de buenos tratos y de cuidados mutuos en donde sus miembros gozan de un ambiente afectivo nutritivo, reconfortante y protector. Es por eso que el cuidado mutuo y los buenos tratos son una tarea humana de vital importancia que moldea y determina la personalidad, el carácter y la salud.

Mediacion y Resolucion de Conflictos

La escuela tiene que educar para la vida:

Es por eso que debe facilitar instrumentos y herramientas para una buena autoestima
  • Para tomar decisiones
  • Para relacionarse
  • Para solucionar conflictos
La Resolución de Conflictos puede ser:
  • Individual
  • Pequeños Grupos
  • Grupo Clase
  • Escuela
Pasos para resolver un problema:
Se debe...
  • Reconocer la existencia de un problema
  • Definir el problema
  • Buscar alternativas
  • Analizar las alternativas
  • Decidir cual es la mejor alternativa
  • Poner en practica la alternativa elegida
Como podemos tratar un conflicto
  • SE ANTICIPA EL CONFLICTO Y TRATAN DE PREVENIRLO: Los conflictos pueden prevenirse con una buena comunicación.
  • SE INTENTA EVADIR EL CONFLICTO IGNORÁNDOLO: Has personas que prefieren no actuar porque perciben que el problema no es importante o que no disponen de suficiente poder para enfrentarlo.
  • SE USA UNO DE LOS VARIOS PROCESOS PARA TRATAR DE RESOLVER EL CONFLICTO
Cinco estilos de actitudes frente a un conflicto

Existen dos actitudes básicas ante un conflicto...
  • ASERCIÓN: Consiste en que el individuo intenta satisfacer sus propios Intereses.
  • COOPERACIÓN: Es el grado en que el individuo intenta satisfacer las necesidades de las otras personas.
La combinación de estos dos aspectos pueden dar cinco estilos específicos para enfrentar los conflictos:
  • EVITATIVO: Es un modo no asertivo y no cooperativo. No enfrenta el conflicto.
  • COMPETITIVO: Es un modo asertivo y no cooperativo. Se persigue los propios intereses ignorando los intereses de los otros. Es un modelo basado en el poder.
  • ACOMODATIVO: Es un modo no asertivo y cooperativo. Se relega a un segundo plano los propios intereses para satisfacer los intereses de los otros. Es lo opuesto al anterior modelo.
  • COLABORADOR: Es un modo asertivo y cooperativo. Se colabora con la otra persona para un fin común.
  • COMPROMETIDO: Es un modo intermedio entre la aserción y la cooperación. El objetivo es encontrar un tipo de solución practica y mutuamente aceptable, que pueda satisfacer parcialmente ambas partes. Afronta el conflicto mas directamente que la evasión, pero no tan profundamente como lo hace la colaboración. Involucra una repartición donde ambas partes ceden algo para llegar a una decisión mutuamente aceptable.
Métodos de Resolución de Conflictos
  • Sanción escolar
  • Negociación
  • Conciliación
  • Arbitraje
  • Mediación
  • Negociación
  • Proceso voluntario, informal
  • Las partes llegan a un acuerdo mutuamente aceptable
  • Se realiza directamente sin necesidad de terceros
  • Conciliación
  • Proceso de diálogo entre las partes implicadas
  • Un tercero hace el papel de orientador y puede realizar propuestas
  • Arbitraje
  • Actuación rápida
  • Menos formal
  • Un tercero decide basado en los intereses de los participes del conflicto
  • Cumplimiento obligatorio
  • Mediación
  • Necesidad de un tercero neutral que facilita la negociación
  • No interviene en el conflicto
  • La máxima es “Yo gano, tu ganas”
  • Características del proceso de mediación escolar
  • Educativo
  • Voluntario
  • Confidencial
  • Colaborativo
  • Decisivo
Etapas del proceso de mediación Negociación colaborativa de Harvard:
  • Posición: Primera solución que se expone
  • Intereses: El porque de la posición
  • Relación y comunicación: Planteamiento de diversas posibilidades
  • Opciones de acuerdo: Conjunto de opciones viables
  • Mejor alternativa a un acuerdo negociado (MAAN): La mejor posibilidad que puede hacer cada una de las partes.
Procesos de mediación
  • Bases de la información: Primera aproximación al conflicto
  • Información previa del conflicto
  • Presentación inicial del proceso
  • De la posición a los intereses: Las partes empiezan a comunicarse
    • Exposición de relatos
    • Sesión de preguntas:
      • Claras
      • Viables
      • Pertinentes
    • Manejo de la información
  • Creación de la agenda y trabajo de los puntos clave que la conforman: recogida de los puntos de conflicto y ordenación de la información
  • Búsqueda de opciones de acuerdo: formulación de posibles acuerdos
  • Pregunta de replanteo: ¿es posible llegar a soluciones que satisfagan a ambas partes?
  • Generación mutua de opciones: lluvia de ideas (técnica de los 6 sombreros)
  • Contraste de opciones: construcción de solución que satisfaga a todos los implicados
  • El acuerdo: culminar el proceso de mediación
  • Redacción del acuerdo
  • Seguimiento del acuerdo
Proceso de mediación de Lederach
  • Previos: que sucede, a quienes y como
  • Entrada/Encuadre: quien y como
  • Cuéntame: que ha pasado
  • Que tratamos: donde estamos
  • Propongamos: como salimos
  • Hacia el acuerdo: concretar
  • Cierre: quien hace que, cuando y como
  • Seguimiento
Proceso de mediación de Fiutak

Es el mas corto y por ende el mas fácil de utilizar dentro de la sala de clases ya sea por el profesor, como por las alumnas
  • Quien
  • Que
  • Donde
  • Como
Cuando las niñas son muy pequeñas, es necesario estimularlas para que aprendan y participen del proceso de mediación, es así como surge una técnica conocida como Los 6 sombreros, que entrega una forma lúdica de abordar una resolución de conflictos. Consiste en que las niñas, a medida que se van iniciando los proceso las niñas van utilizando sombreros que la invitan a actuar de una determinada forma.
  • Sombrero azul: Estructurador de pensamientos
  • Sombrero blanco: Información
  • Sombrero negro: Aspectos negativos de la situación
  • Sombrero rojo: Sentimientos que produce el conflicto
  • Sombrero amarillo: Parte positiva de la situación
  • Sombrero verde: Pensamiento creativo

Características de un buen mediador
  • Humilde
  • Imparcial
  • Independiente del conflicto
  • Paciente
  • Escuchar activamente
  • Crear confianza
  • Ser flexible
  • Ganarse el respeto
  • Persuasivo
  • Hábil e imaginativo
  • Sensible
  • Sentido del humor
  • Elocuente y claro
  • Comprensivo
  • Comunicativo
Sistemas de Mediación en la Sala
  • Los Directivos pueden hacer el papel de mediadores, árbitros o negociadores
  • El Profesor como mediador, arbitro o negociador
  • Y puede existir un Sistema de Ayuda entre Compañeros a través de procesos y actividades como:
  • Tutores
  • Voluntarios
  • Hermanas Mayores
  • Ayudantes de Recreo
  • Alumno Consejero
10 principios de la mediación
  1. La humildad de admitir que muchas veces se necesita ayuda externa para poder solucionar las propias dificultades
  2. La responsabilidad de los propios actos y sus consecuencias
  3. El respeto por uno mismo. La búsqueda de los propios deseos, necesidades y valores
  4. Respeto por los demás. La comprensión de los deseos, necesidades y valores del otro
  5. La necesidad de privacidad en los momentos difíciles
  6. El reconocimiento de los momentos de crisis y de los conflictos como algo inherente a la persona
  7. La comprensión del sufrimiento que producen los conflictos
  8. La creencia en las propias posibilidades y en las del otro
  9. La potenciación de la creatividad sobre una base de realidad
  10. La capacidad para aprender de los momentos críticos. La puesta por un avance que no siempre puede ser a través de un camino llano

Violencia Escolar

La violencia es la fuerza (proviene del latín vis = fuerza) que se ejerce en contra de otra u otras personas. Estas acciones intencionales orientadas a dañar al prójimo admiten gradación. En el ámbito escolar, y en grupos, encontrarnos agresiones físicas a compañeros y educadores que varían en intensidad, robos, deterioro intencionado de material, insultos, burlas, amenazas, etc. Éstas serían algunas manifestaciones de la violencia física o psicológica que más se repite en los centros escolares. Hay casos en los que la situación se vuelve insostenible y algunos profesores y alumnos temen ir al centro.
¿A qué se debe la violencia escolar? Este problema obedece a un conjunto de factores (pluricausalidad). Por un lado, hay que tener presente que la escuela ha experimentado grandes cambios con el aumento de la escolaridad de la enseñanza. Es frecuente observar, que la positiva extensión de la escolaridad obligatoria comporta un incremento de los alumnos desmotivados e indisciplinados. Por otro, los medios de comunicación, y en particular la televisión, ejercen sobre los escolares una gran influencia, a menudo perniciosa. Tampoco hay que olvidar que estamos en una sociedad con altas dosis de violencia y que la escuela no es un campo aislado. Si hay violencia en la familia, en la calle y en los medios, lo extraño sería que no se manifestase también en los centros escolares.
Esta aseveración no es una justificación, sino una constatación de la interdependencia de los diversos ámbitos —tomo bien han descrito los modelos sistémico y ecológico—, así como de la complejidad de la violencia que, exigiría un análisis macroscópico —al menos inicial y teórico—, aunque por razones prácticas nos centremos principalmente en el sistema escolar.
Fernández (1999, 31-41) al analizar las causas de la agresividad distingue entre factores exógenos (contexto social, características familiares y medios de comunicación) y factores endógenos (clima escolar, relaciones interpersonales y rasgos personales de los alumnos en conflicto).

Ambientes de convivencia

Los conflictos son parte inherente de la convivencia entre personas. En la medida en que somos diferentes, pensamos en forma diferente y tenemos intereses, actitudes y preferencias distintas los unos de los otros, es inevitable que surjan conflictos en la convivencia cotidiana.
No es necesario resolver todos los desacuerdos, pero sí decidir acerca de los conflictos; es decir, aquellas situaciones en que el desacuerdo constituye una amenaza para uno o para todos. Los conflictos bien abordados pueden constituir una oportunidad de crecimiento para las personas y de cambio para los grupos en los que se presentan.
No todos los conflictos son de la misma naturaleza, hay algunos que se relacionan con los recursos, otros con las ideas y valores y otros con las relaciones de poder entre dos personas o al interior de las organizaciones.
Los conflictos entre dos o más personas se dan siempre en la perspectiva de la historia de esa relación, y es importante tomarla en cuenta en el momento en que se aborda el conflicto. Lo mismo ocurre con el contexto institucional y con la situación específica en que se trata de abordar un determinado desacuerdo. Es decir, además de los contenidos sobre los cuales existe un desacuerdo, hay muchos otros factores que pueden estar influyendo en el problema presentado y también en las posibilidades de solución.
Contextos que facilitan el abordaje de los conflictos:
Existen organizaciones, establecimientos, grupos de trabajo en que es más fácil abordar los conflictos que en otras. Se trata de contextos en que se reconoce la existencia de conflictos como inherentes a las relaciones humanas en la medida en que somos diversos. En estos espacios es posible reconocer y explicitar los conflictos sin que nadie se sienta amenazado.
Este contexto se refiere también al de relaciones en que es clara la voluntad de abordar y resolver el conflicto. Al mismo tiempo hay acuerdo en qué tipo de conflicto se está abordando y hay un estilo respetuoso de las diferencias, empático con las emociones que puedan surgir en el otro y con capacidad de escuchar.
Los contextos adecuados se refieren también a una disposición personal que considera el conflicto como parte natural de la interacción social, que es posible elegir las conductas y actitudes frente a un conflicto y que ellos pueden ser factores de crecimiento cuando se abordan adecuadamente.
Contextos que interfieren con el abordaje de conflictos:
Existen ambientes en que es más difícil el abordaje de conflictos. Son contextos en que se descalifican las relaciones u organizaciones en que existen conflictos. Consideran como amenazante a quien plantea conflictos, lo etiqueta como “conflictivo” y habitualmente lo excluye o lo margina. Estos ambientes niegan la existencia de conflictos y tienden a evitarlos o a reprimirlos en lugar de crear las condiciones para abordarlos abiertamente. En este estilo de interrelaciones, los involucrados se muestran más centrados en sus propios intereses que en la resolución del conflicto y no respetan las diferencias y los intereses del otro. Es frecuente que, en la relación, sólo una de las partes o ninguna desee abordar y resolver el conflicto.

Principios inherentes a las normas de convivencia escolar

  • De subordinación: Esto significa que toda norma de un establecimiento escolar debe estar sujeta a derecho. Por ende, debe ser acorde a la ley chilena y a los instrumentos internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado chileno.
  • De igualdad y no discriminación, establecido en nuestra Constitución Política en el artículo 19 Nº 2, y en la Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 2. En el ámbito escolar, dicho principio significa que todos los niños, niñas y jóvenes son iguales, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico, social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquiera otra condición del niño, de sus padres o apoderados. Se entiende que la norma es para todos y con igualdad de condiciones. Este requisito está estrechamente vinculado con la eliminación de la “arbitrariedad”, al igual que la aplicación del procedimiento disciplinario. La arbitrariedad daña la relación y es un acto de injusticia en cualquier contexto de convivencia humana.
  • De legalidad: Este principio comprende dos aspectos: por una parte se espera que las normas describan los comportamientos que se van a sancionar; y por otra que las sanciones que se impongan sean proporcionales a la falta y a la responsabilidad que le cupo a la persona.
  • De información: Las normas de convivencia deben ser puestas en conocimiento de todos los actores de la comunidad educativa. Este es un principio básico en cualquier sociedad democrática. Y es una condición que obliga, a los que están en el nivel superior de la jerarquía escolar, a difundirlas y a los que están en el nivel inferior de la jerarquía, a buscar acceso a la información. Por tanto, está asociada también a los procedimientos y canales de información de la comunidad escolar.
  • De formación: En el ámbito escolar, la norma debe tener un carácter formativo para las personas, es decir, que el sentido de la norma sea consecuente con la misión institucional.

Los Conflictos

Los conflictos forman parte de la convivencia. En personas diferentes las relaciones e interacciones están orientadas por distintos puntos de vista, además cada persona lleva consigo sus experiencias, sus vivencias, que son muy propias y únicas en el sentido que han sido significada de particulares maneras que los demás desconocemos. Por eso cuando las personas no se entienden y por el contrario entran en conflicto, éstas situaciones son probablemente inevitables. Generalmente son momentos en que aparecen en la superficie conflictos que se han mantenido encubiertos, pero siempre constituyen una oportunidad de aprendizaje.

Los Limites

Los límites son verdaderas fronteras no perceptibles, imaginarias, pero que existen para identificar hasta dónde puede llegar la interrelación entre unos y otros. Se establecen en la práctica, en las interrelaciones, en la cotidianeidad o en la norma explícita o implícita. Para graficarlo claramente es lo que separa a un grupo de otro. Los límites no son obstaculizadores de por sí para una adecuada convivencia escolar. Aquellos límites rígidos, inamovibles, resistentes a los cambios, entorpecen la convivencia.
Los límites muy delgados o inexistentes tampoco facilitan de por sí la convivencia, pues producen lo que en psicología social se denomina aglomeración, es decir, no se sabe quien es quien, todos actúan los roles de todos y esa forma de relación provoca inseguridad en muchas personas.
Por eso es que sin estos límites sería imposible observar una estructura social que da forma a las relaciones que se desarrollan.
Los límites entre los subsistemas, o los límites del propio sistema escolar, están dados por pautas y normas según las cuales las personas interactúan entre ellas. Orientan respecto a con quien, cómo y cuándo se realiza una particular acción. Muchos de los límites en el sistema escolar responden a normas establecidas e incluso escritas; explícitas, y también coexisten mecanismos paralelos implícitos de control y regulación de los comportamientos.
Sabemos que el no respeto de estos límites constituye una indisciplina que afecta la vida escolar. Pues bien, si los límites establecidos se basan en acuerdos e incorporan las necesidades y deseos de quienes forman parte de la comunidad escolar, serán más respetados, porque se basarán en relaciones de confianza y se visualizarán en forma clara las consecuencias de su desconocimiento.

Las Nornas

Las normas desempeñan un papel fundamental en la creación y consolidación de un ambiente presidido por la convivencia. A continuación se ofrece una relación de recomendaciones pedagógicas que permiten hacer un buen uso de las normas (Cidad 1996, 206-207):
  • Seleccionar pocas pero necesarias. A medida que los escolares tienen más edad se puede ampliar el número de normas.
  • Han de ser claras, razonables, realistas y fáciles de cumplir.
  • Compartidas y no impuestas. Es muy positivo que los educandos se impliquen en el establecimiento de normas.
  • Secuenciadas según su dificultad. Primero se cumplen las normas más fáciles y paulatinamente se agregan otras de dificultad creciente.
  • Controlables y no esquivables. Las normas perderán su eficacia si no hay un procedimiento que verifique su cumplimiento.
  • Coherentes con el modelo pedagógico ofrecido. Las normas son para todos, incluidos los profesores.

La Disciplina

En la actualidad, los castigos corporales se han suprimido en el ámbito escolar. No obstante, la conveniencia o no de determinados tipos de castigo es una cuestión compleja sobre la que no hay pleno acuerdo. Para algunos especialistas ciertas formas de castigo, siempre con carácter extraordinario y educativo, pueden ser eficaces para inhibir o suscitar conductas. Entre los aspectos negativos, hay que tener en cuenta que a veces se prestan a múltiples abusos. Algunas investigaciones ponen de manifiesto que los castigos, más que eliminar un comportamiento, lo ocultan. Además, pueden tener efectos colaterales muy perjudiciales y no deseados.
Hay una amplia gama de castigos, cuyas repercusiones dependen de aspectos tan variados como: tipo de punición, intensidad, duración, tiempo que tarda en aplicarse desde la aparición de la acción que se desea eliminar, experiencia anterior y percepción de la persona en relación a dicho castigo, propósito de quien lo administra, etcétera.
En general, en el ámbito escolar personalizado es preferible fortalecer las conductas adecuadas que castigar las inapropiadas. También resulta conveniente que el educando tenga un buen modelo de aprendizaje y, por supuesto, se debe favorecer la reflexión y la comunicación como vías para conocer el motivo y el alcance de la falta, al tiempo que se orienta al alumno sobre cuál ha de ser la acción correcta.
Evidentemente, la disciplina es necesaria, mas, en modo alguno ha de apoyarse en el miedo del educando. Por disciplina entendemos el conjunto de estrategias que se establecen en el aula para el adecuado funcionamiento del grupo. Se pretende que los alumnos, a través de las normas y convenientemente dirigidos por el profesor, alcancen los objetivos de formación previstos.
Plaza (1996. 17-27), tras revisar diversos trabajos, estima que las diversas concepciones sobre la disciplina se pueden agrupar en varias categorías, según se enfaticen unos aspectos u otros del ambiente.
  1. La disciplina como conjunción de necesidades individuales y sociales. La indisciplina surge cuando entran en conflicto los intereses personales y colectivos.
  2. La disciplina como fenómeno dependiente de factores sociales, económicos e ideológicos. Se trata de una visión relativista de la disciplina en la que las circunstancias y la moda adquieren gran importancia.
  3. La disciplina como medio para lograr otros fines educativos y sociales. La disciplina democrática, equidistante entre el autoritarismo y la permisividad, es necesaria para alcanzar las metas educativas.
  4. La disciplina como gestión y control del aula. Desde este planteamiento el profesor es considerado un gestor del clima escolar y un organizador del trabajo.
  5. La disciplina como autogobierno y autocontrol. Este enfoque lleva a contemplar la hetero disciplina como medio y la autodisciplina como meta educativa. Se busca que el educando posea unos principios éticos y que sea dueño de sí.
  6. La disciplina como elemento posibilitador del proceso de enseñanza aprendizaje. Las normas son necesarias para la buena marcha del quehacer educativo.
  7. La disciplina como equilibrio de poder y autoridad. El control que se ejerce sobre el alumno se asienta en una relación asimétrica en la que el profesor es jerárquicamente «superior».
  8. La disciplina como proceso socializacion Se considera que la disciplina favorece la maduración, toda vez que garantiza el respeto interpersonal y facilita las interacciones.

Recuerdos: Mi escuela, Lugar de Paz - 2010