Una buena Convivencia Escolar es la anticipación de la vida social que queremos para el país especialmente para los niños y niñas quienes son quienes replicaran nuestros ejemplos.
RSS

Una Pedagogia de la Convivencia



Hemos recordado que la práctica de la pedagogía está vinculada estrechamente a las interrelaciones que se dan en las actividades educativas, y que lo que sucede en nuestras aulas y comunidades educativas es un proceso de socialización. Los estilos de convivencia constituyen  un estilo de pedagogía, incidiendo en el modelo pedagógico que se desarrolla. Por lo que es necesario hacer en nuestras aulas y escuelas lo que esperamos de nuestra sociedad.
            El grado de confianza y estima desarrollado por los estudiantes suele ser un elemento influido por los estilos de convivencia escolar. Hay ciertas prácticas tradicionales que tienden a desvalorizar al estudiante ubicándolo como una persona ignorante, desconocida, sin iniciativa  y sin identidad. Muchas veces cuando el estudiante se incorpora por primera vez al sistema educativo muestra el resultado del estilo de relaciones que se han dado en su familia o su comunidad de origen. Esta información puede ser interpretada de distintas formas por profesores y profesoras, entendida como causa de fracaso escolar o quizás como una limitante. Pero puede ser una información a considerar para su integración, procurando reparar algunas relaciones inadecuadas que a ese estudiante le ha tocado vivir con los adultos.
            La confianza en sí mismo es una actitud que se construye en la interrelación. Es decir, para lograrla es necesario que alguien le haya depositado confianza, que haya manifestado que es digno de ésta, que se puede creer en sus capacidades personales.
            Como parte del mismo proceso, esas son las oportunidades para que sea protagonista, una oportunidad de acoger y valorar sus vivencias, sus experiencias. Es decir,  se requieren relaciones de confianza y esa actitud del profesor o profesora se nota. Si pensamos que el niño es considerado una persona con una historia personal y social, con una trayectoria, o por el contrario que su vida anterior no valió nada, el niño lo descubre en la manera como es recibido, acogido en la comunidad escolar, qué se dice y cómo se dice. Lo que hemos venido insistiendo: la interrelación va a generar actitudes, respuestas, cambios, facilitará u obstaculizará su proceso de desarrollo.
            Una de las prácticas con mayor incidencia en la autoestima y en el protagonismo de los estudiantes es la forma en que se integra con sus compañeros. La formación de grupos de trabajo y de estudio entre pares posibilita el reconocimiento de las personas como seres humanos de igual valor que los y las otras. En cambio los grupos formados por características particulares como mejores notas, o los buenos para ciertas materias, o los flojos, o cualquier otra forma de identidad construida a partir de expectativas, conceptos o preconceptos que los profesores se forman respecto del niño o la niña, genera a menudo una autopercepción o una autovaloración de desestimación.
            En este sentido una pedagogía que responda a la necesidad  de mediar la cultura dentro y fuera del aula es imprescindible. Hay que superar esa práctica docente que trata de uniformizar a los estudiantes como si todos y todas fueran lo mismo.
            Las expectativas del profesor respecto de sus estudiantes están muy relacionadas con sus logros escolares. De hecho, se evidencian las expectativas  claras de parte del docente en el aula, su transparencia respecto de que niños, niñas y jóvenes pueden superar siempre las dificultades personales, para no sólo aprender, sino saber lo que se aprende. Estas metas transparentes respecto del resultado de sus estudiantes debe ser también coherente con sus propias expectativas personales de perfeccionamiento, de estar en disposición de aprender de los y las estudiantes.
            La docencia requiere de una consistencia valórica. La inconsistencia se advierte con mucha facilidad. La descubren sus estudiantes, apoderados, colegas, personal administrativo. Esto ocurre porque los valores se hacen consistentes en las interrelaciones. Son los otros, las otras, quienes perciben esta dimensión y la significan como incoherente, de modo que responden a esa interacción desde el punto de vista de lo que realmente piensan de ese o esa docente.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Recuerdos: Mi escuela, Lugar de Paz - 2010